¿Es rentable la filantropía online?

Las dos palabras que hay en este título, filantropía y rentabilidad, son casi contradictorias. Este es el tema de una de las sesiones de la Conferencia a la que asistí la semana pasada, The E-Entrepreneur as the New Philanthropist. Desde una mentalidad europea la cuestión es, cuando menos, sorprendente.

Sin ánimo de lucro

Las organizaciones sin ánimo de lucro están pensando en términos empresariales. Tras esta idea se esconde un tema sobre el que se comienza a hacer teoría en el mundo académico “el consumidor como ciudadano”. El activismo social o político puede convertirse en una marca, en algo que vender. Todo ello está unido a nuevas formas de difusión de la cultura y formatos publicitarios distintos de los que estamos acostumbrados. Hace unos años, en los sesenta, el activismo se relacionaba con una causa, con algo por lo que había que luchar, con hacer una revolución, quizás. Hoy es un fenómeno comercial. Para mostrarlo presentaré algunos de los proyectos que se discutieron en esta conferencia. Sus autores son muy jóvenes, tienen ideas, pero es difícil ponerlas en práctica sin fuentes de financiación.

Vender valores

Sean Carasso es el fundador de Fallen Whistles, una campaña para buscar la paz en el Congo. Se considera un pacifista. Convence, cuando se le escucha personalmente. Se define como “un símbolo de la protesta, un instrumento para mantener viva la conversación, y un voto por la paz en el Congo”. Para lograr su meta vende en su página Web objetos de artesanía congoleña. Ha buscado el eco de los nuevos medios para divulgar sus ideas y sus acciones. Hoy no es posible cambiar el mundo sin Internet, y todo lo que esto lleva consigo.

La campaña que promueve Yael Cohen, tiene un nombre significativo Fuck Cancer (Jode al cancer). A través de la Web quiere educar a las mujeres para que lo eviten. Su organización nació cuando diagnosticaron a su madre. Fue su respuesta a la enfermedad. Es casi una adolescente. Podéis seguirla en Twitter. Su actividad sería impensable sin los canales interactivos de comunicación. Allí se ha convertido en una marca, la necesita para existir online.

Be a Whistleblower for Peace

Fuck Cancer

Voluntariado y rendimiento económico

Otro ejemplo de esta nueva filantropía son los programas de voluntariado y acciones de Responsabilidad Social Corporativa, muy frecuentes entre las empresas en el mundo Occidental. Milana Rabkin se encargó de presentarla. Ella es agente para los medios digitales una marca asociada al talento y la excelencia en la industria del ocio, United Talent Agency. La fundación de este organismo tiene en Twitter @UTAFoundation casi 30.000 seguidores,.

Sarah Banet-Weiser representaba en esta mesa la necesidad de establecer un diálogo entre el mundo de la empresa y la universidad. Ella es investigadora y docente de la USC Annenberg School of Communication and Journalism, Los Ángeles (California). Su trabajo lo comentaré otro día. Hoy sería demasiado. Sus libros, todos ellos en Amazon, nos introducen en lo que se considera activismo del consumidor, en las campañas de publicidad, y en sus relaciones con el concepto de ciudadanía.

¿Conclusiones?

La pregunta que me hago, tras escucharlos, es hasta que punto es posible prescindir del marco social y cultural en que vivimos, de las marcas y los intereses comerciales, nos gusten o no. Las redes sociales, los nuevos medios interactivos de comunicación contribuyen a crear nuevas culturas que a veces, por demasiado cercanas, es difícil interpretar. Tengo la impresión de que cada una de los casos que aquí se presentan es peculiar y particular, no se puede generalizar.

Aquí os dejo las preguntas que surgieron en el debate: ¿Hasta qué punto es posible la autenticidad cuando los ideales se convierten en una marca comercial? ¿Sigue existiendo allí un compromiso personal? ¿Implican un modelo de negocio determinado? ¿Es lo mismo vender un iPhone que hacer una campaña contra el cáncer, o cualquier otra similar a estas? No hay una sola respuesta, pero dan mucho de sí para pensar.