Mi vida en un móvil

Este es mi móvil

He de reconocer que soy dependiente. Pero no se si estoy atada a él o a lo que me transmite. Es mi tercera mano y casi diría que mi segunda  cabeza.  Es más, pocas veces lo he perdido, pero cuando ha ocurrido y hasta que lo he encontrado, no podía hacer otra cosa que buscarlo. Las manos, la cabeza y las emociones, esto es lo que incluye mi móvil.

Pero todavía hay algo más, me identifico con él. Su imagen revela mucho de lo que valoro. Hace menos de un año encontré una funda que compré de inmediato y reconozco que era bastante cara, pero no me importó. Lo pagué. Esa funda era una reproducción de la piedra de Rosetta que se guarda en el British Museum.

El móvil, como esa piedra que incluye tres formas diferentes de escritura y permitió descifrar los jeroglíficos egipcios, es un objeto cultural que ha contribuido a cambiar nuestra vida cotidiana. Como la piedra de Rosetta se relaciona con nuestra forma de comunicarnos.

Los códigos que usamos los humanos son múltiples y, además, se apoyan en objetos materiales. Pero además de la funda, se puede observar lo que incluye la pantalla de mi móvil. Son collages con fotografías infantiles, hechas por los niños en una de las ocasiones en las que lo han cogido, para explorar con él y crear cada día una cosa diferente. Eso si, apoyados en las numerosas aplicaciones que encuentran allí y que ellos o yo misma hemos descargado de Internet.

La dificultad de acercarse a los móviles

No es fácil escribir sobre la tecnología que permite la comunicación a través de dispositivos móviles y las prácticas de la gente asociadas a ella. Podemos quedarnos en referencias demasiado técnicas que a veces aportan poco a los no expertos en ese campo, porque dejan fueran la dimensión social y cultural. También se trata de evitar hacer predicciones o generalizaciones que poco tienen que ver con la realidad. Manuel Castells, en un libro que escribió sobre el tema hace ya algunos años, nos alerta contra esta tentación. Lo difícil es encontrar un hilo conductor que ayude a entender cómo la tecnología y las prácticas asociadas a la movilidad están transformando la vida de las personas. Para evitar ese riesgo, quienes quieran profundizar en el tema, desde la literatura en castellano pueden consultar el reciente volumen La comunicación móvil: Hacia un nuevo ecosistema digital.

Antes de seguir profundizando en el tema definiré qué entiendo aquí por “móvil”. Me refiero a un instrumento producto de los avances de la tecnología, que permite a quien lo utiliza entrar en contacto con otras personas o con la información, independientemente de la situación espacial o temporal en que me encuentre.

Sociedad en Red Manuel Castell

The Technology Revolution: Manuel Castells

Los móviles crean nuevos espacios

De forma intuitiva siempre he relacionado la movilidad con el espacio, aunque no cabe duda que también está presente en la forma en que vivimos el tiempo. Ambos, como propiedades de los objetos o de la actividad de las personas, suelen revisarse conjuntamente. Es precisamente en la idea de espacio donde he encontrado una guía acercarme a la tecnología asociada a la movilidad de las prácticas y vivencias humanas. Desde el espacio se entienden mejor los móviles, tal como los acabo de definir.

A veces es bueno acudir a algunas ideas teóricas, conceptos que corren entre quienes quieren explicar las prácticas de la gente desde las ciencias sociales. Explorando algunos de esos conceptos llegué al de espacios afines, affinity spaces, que ha introducido James Gee para explicar el papel de la tecnología en la actividad humana. Aunque a él le interesa sobre todo cómo las personas aprenden cuando la manipulan, reconoce que este tipo de espacios se genera siempre alrededor de la tecnología.

Los espacios afines no tienen por qué ser físicos, pueden ser también virtuales, o incluir estos dos rasgos. En ellos la gente actúa con intereses comunes. Cuando se trata de describirlos prefiere poner el acento en el espacio como tal que en las personas como individuos, aunque también los tenga en cuenta.

James Paul Gee on Learning with Video Games

James Gee on Video Games: Interacting With Media | MacArthur Foundation

Espacios afines: un ejemplo

Es precisamente en los espacios afines donde tienen sentido muchas de las practicas que realizamos con la tecnología móvil. Pongamos un ejemplo. En este caso se trata de un juego al se tienen acceso desde el móvil, Candy Crash.

  El juego es muy sencillo. De él he hablado ya en otras entradas. Consiste básicamente en alinear piezas del mismo color, teniendo en cuenta que su disposición es cada vez más compleja.

Jugar en el móvil supone formar parte de un espacio en el que están presentes otros jugadores. Se accede  a él porque las reglas del juego así lo imponen; por ejemplo, podrán facilitarme las cosas con diversos tipos de ayudas o me motivan para alcanzar la misma puntuación. El móvil es en ese momento un objeto con el que puedo jugar y, además, estoy en relación con otras personas. El móvil tienen para mí un significado específico en ese momento. Todos los jugadores, de una forma u otra, participamos de ese espacio porque tenemos intereses comunes. Todos estamos presentes en ese espacio afín.

Reconozco que este concepto, aunque es muy útil para explicar cómo los humanos usamos determinadas tecnologías, es relativamente complejo. En otra entrada profundizaré más en él. Hasta pronto.

Jugando a Candy Crush Saga