Imaginar cuenta ¡Y mucho!
Crónicas marcianas
“Tenían en el planeta Marte, a orillas de un mar seco, una casa de columnas de cristal, y todas las mañanas se podía ver a la señora K mientras comía la fruta dorada que brota de las paredes de cristal, o mientras limpiaba la casa con puñados de un polvo magnético que que recogía la suciedad y en seguida se dispersaba en el viento cálido”
Así comienza Ray Bradbury uno de sus capítulos de Crónicas Marcianas. La acción se sitúa en 1999, el libro había sido escrito en 1950. Estamos ante uno de los clásicos de la ciencia ficción. Hoy lo traigo aquí para reivindicar la imaginación como compañera del pensamiento. Es interesante profundizar en él porque da algunas claves de cómo se puede crear, más allá de la ciencia ficción.
Hoy, en 2014 los académicos hablan de que hoy es más fácil crear que hace algunos años, cuando Internet estaba en sus comienzos. Al menos las producciones pueden difundirse más rápidamente. En cualquier caso, siempre hay voces disidentes, interesantes. Para algunas, por ejemplo José van Dijk, no todas las personas la aprovechan las posibilidades para generan nueva información, se limitan a repetir o difundir la que ya existe.
Crónicas Marcianas me parece un buen punto de partida para reflexionar sobre la imaginación, tantas veces criticada en la escuela y fuera de ella. La psicología ha estudiado los procesos creativos, pero no es uno de sus temas preferidos. Perdón por la excesiva generalización. Explorando otras perspectivas, más cercanas a los medios de comunicación de masas o la literatura, he encontrado tres pilares que apoyan reivindicar la imaginación.
No se trata de convertirla en un absoluto, pero si de ponerla en primer plano, apoyada en pilares que se entrecruzan. Los limites entre estos soportes son difusos, pero ayudan a pensar de otra manera. Son motores del pensamiento, sus compañeros y compañeras. Todos ellos están presentes en esta Crónicas Marcianas y también en Fahrenheit 451, del mismo autor. Esta última es la única que él mismo considera de ciencia ficción, aunque también otras lo sean para sus lectores. Merece la pena detenerse un momento para escuchar y ver lo que nos dice Ray Bradbury.
Pero volvamos a los tres pilares en los que quiero apoyar la imaginación.
Ray Bradbury reveals his inspiration for Martian Chronicles
A Conversation with Ray Bradbury
Mundos imaginarios y objetos evocativos
Un mundo imaginario no es real, es posible y, sobre todo es coherente. Recientemente he asistido a algunas clases donde se practica la construcción de este tipo de mundos. Cuesta entrar en esos mundos que se construyen (World Building), porque no es lo más habitual y sobre todo, porque no se valoran suficiente, o al menos yo no estaba habituada a hacerlo. Marie-Laure Ryan se ocupa de ellos. Incluyen objetos y personajes, van mas allá de una historia, pero nos permiten entenderla mejor.
Seguramente fue Crónica Marcianas la novela que desde pequeña me ayudó a construir mundos imaginarios, que la escuela o la sociedad no valoran suficiente. Esos mundos son precisamente los que dan soporte a las historias, ayudan a entenderlas mejor. Incluso, ser capaces de construirlos puede ayudarnos a entender mejor, a convertir en algo significativo, lo que a veces está expresado en el lenguaje de la matemática. Quien quiera profundizar en este tema puede leer dos tipos de trabajos muy distintos: uno está inspirado en la literatura, tiene sus raíces J.R.R. Tolkien, autor de El Hobbit y El Señor de los Anillos. Otro se inspira en la antropología y busca el imaginario colectivo que se organiza alrededor de los héroes que somos capaces de construir colectivamente, me refiero al trabajo de Dorothy Holland, en su libro Identity and agency in cultural worlds.
Esos mundos imaginarios no se construyen desde la nada. Hay otro concepto que ayuda a penetrar en ellos, es el de objetos evocativos. Para entenderlos mejor podemos reflexionar sobre lo que evoca algo en nuestra vida cotidiana. En mi caso son las montañas, la naturaleza, para otros puede ser un teclado o un libro.
Los artículos que incluye el volumen de Sherry Turkle, Evocative Objects, ayudan a pensar desde ellos, adoptando diferentes perspectivas. Estos objetos pueden ser el punto de partida para reflexionar, imaginar y crear desde el juego, la historia, el arte o la matemática. Hay un ejemplo que entre todos fue muy significativo. Para Howard Gardner, que ha escrito sobre las inteligencias múltiples, el objeto más evocativo es el techado, porque le abre las puertas de lo que más valora, la música y la palabras. Para Henry Jenkins los recuerdos, la evocación, se asocial a los comics de su niñez. La autora habla también del poder de Internet sobre la vida social, como una prolongación de sus trabajos sobre la evocación. Puede comprobarse en los vídeos que se incluyen a continuación.
Digital Technology and Today’s Students: IT Panel with Sherry Turkle
Conectados pero solos – Sherry Turkle
El papel de las imágenes
Vivimos en un mundo de palabras, que nos abren las puertas del pensamiento, pero hoy cuentan mucho las imágenes. Diría incluso, generalizando otra vez, que la gente joven entiende mejor ese lenguaje. Por ejemplo, la niña que vemos en la fotografía y su amiga, que pasan gran parte de su tiempo ante las pantallas, entremezclaron textos e imágenes para mostrar su amistad. Su texto es claramente multimodal, incluye palabras, dibujos y es, además, una muestra de la influencia que en ese momento ejercía sobre ellas una serie de televisión. En este caso, ser amigas no sólo se expresa con palabras.
Todavía más, las imagen existen en un conjunto de contextos, son parte de una comunidad, no tienen sentido aisladamente. Si volvemos de nuevo al texto de Bradbury, su mundo figurado está poblado de imágenes que ha sacado de la realidad, el planeta, las paredes de cristal o el polvo dorado. Precisamente porque las sitúa en otro contexto tienen significados diferentes. Incluso, su sentido no es ajeno a la historia, aunque a veces parezcan inmortales .
¿Seríamos humanos sin imágenes, sonidos o palabras? Desde luego, ni los mundo figurados, ni los objetos evocativos serían posibles sin ellas. Por eso quiero reivindicar su poder. Las imágenes, junto a los sonidos y las ideas, organizan nuestras representaciones del mundo, los modelos que construimos de él, reales o imaginarios, poblados de objetos evocativos y de deseos.
Imaginar desde la tecnología
Crear en compañía