Llegué a rechazar esta película

Hoy, desde luego os la recomiendo, hay que verla para juzgarla. Pero antes de comenzar me parece necesaria una justificación sobre por qué le dedico tres aportaciones de este blog, que quiere centrarse en cómo la tecnología transforma la vida de la gente. Creo que responde a una idea que he ido haciendo explícita poco a poco: tras la aparición de la tecnología digital tanto hacer cine, y sobre todo cómo revisar críticamente las producciones, ha sufrido una profunda transformación. Por ejemplo, ninguna de estas reflexiones hubiera sido posible sin la información que me ha aportado la información en Internet, 2 o 3 días de su estreno en España. Tengo dudas, por otra parte, si la misma película se hubiera podido realizar apoyada en una tecnología analógica, o si el mundo digital obliga al director a ofrecer una vision distinta de la que hubiera dado hace algunos años.

Me centrare ya en la película. Por ahora la version original y completa de Twelve Years a Slave solo está disponible en las salas de cine. Los premios a los que opta son numerosos, entre ellos varios Globos de Oro y, seguramente, numerosos Oscars. Como decía, hace pocos días fuí a verla. He de reconocer que en la sala, mientras me iba atrapando, fue imposible hacer un análisis mínimamente racional, incluso me revelaba frente a ese director que me hacía sufrir.  Pensé que quizás era su objetivo.

No había leído demasiado sobre ella cuando entré el cine Renoir. Sólo, y por encima, la crítica de Carlos Boyero, “Explícito retrato de la infamia”. La esclavitud, dice, no ha sido un tema habitual en el cine. No hay demasiadas películas que busquen la reflexión de la audiencia sobre el tema, o simplemente, darle una oportunidad para hablar sobre ella.  No cabe duda de que ésta lo favorece. Al día siguiente apareció en The guardian, Steve McQueen: my hidden shame. Es una excelente entrevista con el director. Desde el comienzo insiste en que sobre la esclavitud ha existido una especie de amnesia. El arte, el cine en particular, se ha ocupado del Holocausto o de la guerra, pero parece haberla abandonado. Es demasiado vergonzoso darse cuenta, o simplemente contemplar  cómo unas personas tratan a otras. Hacer consciente a la audiencia de esta idea parece ser una de sus metas.

Quizás, para entender estas reflexiones, es necesaria una breve síntesis del argumento. Un hombre negro es engañado y vendido como esclavo. Tras una vida apacible en New York junto a sus familia, comienzan doce años de esclavitud, de humillaciones permanentes que avergüenzan y horrorizan incluso a quien lo mira. Aquí está el núcleo de la película, que comienza a comprenderse desde las primeras imágenes del trailer que la anticipa.

12 años de esclavitud Trailer 2013 en español

12 YEARS A SLAVE Featurette: A Director’s Vision

Reflexiones del director

El director es un hombre negro que vive en Amsterdam. La esclavitud le toca muy de cerca. El tema parece haberle impactado en la madurez, aunque los motivos proceden de su infancia, cuando en la escuela se vio discriminado. Aunque abiertamente en las aulas no se apelara a la raza, se le segregaba a las clases de los menos aventajados, de quienes habrían de desempeñar en el futuro puestos de trabajo de escalas reconocidas como inferiores, alejadas del trabajo intelectual. Incluso menciona que no es frecuente ver a hombre negros haciendo en la vida lo que realmente quieren hacer. Pero el punto de partida de esta historia no es la infancia del director, sino una obra literaria Twelve Years a Slave, una autobiografía de Solomon Northup, allí encontró algo que, quizás sin darse cuenta, estaba buscando: “It was identical to my idea. But every turn of the page was a revelation, because you think you know what slavery is, and you’re opening this book and thinking, my God. Every page was just, wow, really? It was such an eye-opener.” El libro es una revelación que parece ampliar lo que ya sabía. Será su fuente de inspiración.

Veámoslo en un video reciente, también en The Guardian: Steve McQueen on 12 Years a Slave: ‘There’ve been more films about Roman slavery than American’ – video interview ¿Cómo cuenta la historia? ¿Cuál es su estética? Son algunas preguntas a las que responde. Para este director “el cine es el cine”, no es tanto cuestión de recursos como de imágenes. Las narrativas son algo dinámico y vivo, que se transforma. Cualquier historia puede ser contada pero, eso sí, necesita estar envuelta por la pasión. Además, las películas no son individuales, sino la obra de un equipo, que habla a la cámara para referirse a su director como alguien capaz de ir más allá de lo habitual y, sobre todo, de considerar las opiniones de otros.

Profundicemos algo más en la visión que el director tiene de su propia película. Quiso tomar como punto de partida de la historia un personaje que previamente había sido libre y todo ello desde una perspectiva eminentemente visual. El director, él mismo lo repite continuamente en numerosas entrevistas, es un artista visual con ideas muy claras, conoce cómo manejar las emociones, que se apasiona con su propio trabajo y que sabe dirigir y colaborar con su equipo. Es como un pintor, algo que quizás explica algunas de las imágenes que presenta, diversas por su naturaleza, desde sus paisajes hasta las caras de los personajes. En suma, se trata de presentar una historia visualmente. Pero, ¿cómo construye entonces la narrativa? Buscando la complicidad de la audiencia, fijándose en la conducta humana de forma que en la película sea algo real y creíble. Por ello, la cámara se detiene en lo que se presenta el tiempo necesario. Pero sobre todo, en opinión de su director, no estamos ante un film afroamericano, es una historia americana. La esclavitud es parte de la historia de America y desde aquí quiere conectar con sus audiencias.

Hasta aquí unas ideas generales sobre la película y su director, en las dos próximas aportaciones del Blog profundizo, por una parte, en las distintas perspectivas desde las que puede analizarse el personaje principal y, por otra, en los recursos audiovisuales en que se apoya la historia.

Sigue … Historias, retratos, miradas: Twelve Years a Slave (2)